Rusia liberó este jueves al periodista del periódico The Wall Street Journal Evan Gershkovich. al ex marine estadounidense Paul Whelan y a más de una decena de presos políticos rusos como parte de un importante intercambio de prisioneros con Estados Unidos y otros países occidentales. Gershkovich y Whelan habían sido condenados por espionaje, cargos que ellos siempre han rechazado.
Esta tarde caminaban por fin libres tras aterrizar en la capital de Turquía, Ankara. Hacia Occidente volaron fundamentalmente periodistas y presos políticos. A Moscú regresaron espías, hackers y criminales.
Turquía coordinó el intercambio, que Moscú trató de hacer en sigilo hasta que irrumpió el ex presidente y actual número dos del Consejo de Seguridad de Rusia Dimitri Medvedev: "Que los traidores escojan ahora febrilmente nuevos nombres y se disfracen activamente bajo programas de protección de testigos".
También fue liberado Vladimir Kara-Murza, un disidente ruso-británico que cumplía una condena de 25 años por traición tras denunciar en la Cámara de Representantes de Arizona en marzo de 2022 que Putin estaba bombardeando casas, hospitales y escuelas de Ucrania. Junto con él fueron liberados activistas como el defensor de los derechos humanos Oleg Orlov.
A cambio, Rusia obtiene a personas con nacionalidad rusa detenidas en el extranjero. El ciudadano ruso Vadim Krasikov, condenado en Alemania, es el más importante. Fue declarado culpable de asesinar a un ex comandante checheno en un parque de Berlín. Era una de las piezas más importantes que quería recuperar Vladimir Putin, que incluso se refirió a él en público llamándolo "patriota".
Además del hipano-ruso Pablo González, también regresan a Rusia otros acusados de espionaje. Es el caso de Anna Valerevna Dultseva y Artem Viktorovich Dultsev, que operaban bajo los nombres de María Rosa Mayer Muños y Ludwig Gisch, fingiendo ser una pareja argentina en Eslovenia y que fueron acusados en 2022 como agentes rusos que trabajaban en toda Europa.
También hay dos notables hackers, uno de ellos hijo de un diputado ruso: Román Seleznev cumplía sentencia por piratear tarjetas de crédito, Vladislav Kliushin, cuya empresa trabajaba para el Kremlin y resultó condenado, (también en EEUU) por piratear bases de datos corporativas. Destaca también el contrabandista Vadim Konoshchenok. Estonia lo extraditó a Estados Unidos para que fuera juzgado por contrabando ilegal de microelectrónica y municiones para el ejército ruso.
Rusia libera a presos políticos a cambio de sus espías y criminales en un amplio canje con Occidente
