La audacia de los intentos del expresidente de subvertir la ley usando al Departamento de Justicia como arma no solo subraya lo cerca que estuvo Estados Unidos de una crisis constitucional en toda regla este año. También enfatiza que cualquier intento de Trump de usar un botín de guerra que ya vale US$ 100 millones para tratar de recuperar la Casa Blanca en 2024 representaría una amenaza mortal para la democracia y el estado de derecho de un líder que no se dejó intimidar incluso por su primer juicio político.
Las nuevas revelaciones que surgen de testimonios en el Senado, sobre los supuestos esfuerzos tras bambalinas de un leal a Trump en el Departamento de Justicia para cuestionar las elecciones en los estados que perdió el expresidente, también hacen que el continuo blanqueo republicano de la historia sobre los crímenes de Trump contra la Constitución sea aún más descarado y peligroso.
Esta asombrosa tendencia de ataques contra la democracia estadounidense se ve exacerbada por los esfuerzos del Partido Republicano en los estados para restringir el voto de las minorías y los demócratas y facilitar la revocación resultados electorales futuros. Trump no pudo burlarse de la voluntad de los votantes en 2020. Algunos expertos electorales temen que él, u otro hombre fuerte republicano de ideas afines, pueda tener éxito en el futuro.
Y, en última instancia, la avalancha de nuevas revelaciones impactantes significa que una posible nueva campaña de Trump en la Casa Blanca en 2024 tendría las implicaciones más graves para la democracia estadounidense en décadas. Dado el historial de impunidad de Trump, una nueva administración podría estar repleta de leales que no se resistirían a los abusos de poder, como sus esfuerzos por revertir las elecciones, que fueron bloqueadas esta vez por funcionarios del Departamento de Justicia y en los estados liderados por el Partido Republicano.